jueves, 22 de agosto de 2013

Palabras, quizá sentimientos, y un leve sabor a hiel.

Te quiero.  ¿Qué mejor manera para empezar un post de amor que estas dos hermosas palabras?
Esas dos palabras que significan tanto para unos, y tan poco para otros, que las dicen como si de los buenos días se tratasen, ¿acaso también lo hacen por educación y no porque realmente lo sientan?
Una vez, alguien me dijo que el mundo estaba lleno de estúpidos, que el ser humano era la peor máquina, que era capaz de destruir todo a su paso, desde pequeñas construcciones, hasta vidas de personas, pasando por teñir sus corazones de un negro ébano y después romperlos en pedacitos.
Que nuestras ansias de poder no conocían límites, y que solo los que no se atreven a vivir se rinden y dejan de luchar por sus propósitos. Que por carecer de la valentía para seguir el cauce de la vida, y enfrentarse a todos y cada uno de los obstáculos, se nos  puede tachar de cobardes.
Fuerza de voluntad, egoísmo, creer en nosotros mismos, inteligencia, una pizca de suerte, ¿qué más se necesita para conseguir nuestras metas?
¿Pero de qué estoy hablando ahora? ¿En qué punto me he perdido y me he ido por las ramas a un mundo lejano? ¿Es esto real o algo más metafórico? ¿Acaso en mis textos se puede leer entre líneas un sentimiento tan gris como el cielo de mi ciudad en estos instantes? ¿Es eso realmente?
Dicen que los niños pequeños hacen una media de 400 preguntas diarias, ¿puedo considerarme yo, entonces, una cría al auto-interrogarme de esta forma diariamente? No lo sé, ya siento que no sé nada, el no saber nada me hace no sentir.
¿Qué que siento, me preguntas? ¿Crees que yo lo sé? Si lo único que pienso y siento es el no sentir. ¿Se hacen acaso pesadas mis palabras y la forma de describir lo que estoy pensando? ¿Es quizá más que absurdo todo esto? ¿Por qué sigues leyendo?
¿Sabéis acaso qué es eso de que la intensidad ha dejado de tener un papel protagonista en tu vida?
Que la música no resuena en mi alma como antaño.
Que los libros no me hacen llorar.
Que una película triste no hace que el corazón se me entumezca.
Que los nervios al ver algo importante han dejado de existir.
No me culpéis a mí, las culpas a nuestra querida amiga Intensidad, que ha abandonado cada lugar que compartimos, y ha tenido la amabilidad de darle la bienvenida a nuestra recordada Añoranza.
Quizá también yo añoraba la sensación de nostalgia. Pero ahora la detesto, no me gusta en estos momentos. Que de cara al público puedo parecer feliz, que mi vida es perfecta y no tengo nada de lo que quejarme, ¿pero no ves que siempre lo estoy haciendo? Que me quejo, que me quejo, y me quejo una vez más, y una última vez, que siempre es la penúltima.
 ¿Acaso sabes los motivos que me llevan a ello?
 ¿Acaso tú sabes con total seguridad que mi vida no es del color del alquitrán o es la más maravillosa del mundo?
 ¿Qué sabes tú para hablar?
 ¿Qué sabes tú para predicar mentiras sobre mí?
 ¿Qué sabes tú para etiquetarlo todo como si de productos de supermercado se tratasen?
Dime una respuesta, o te la doy yo:  Nada, no sabes nada, como yo tampoco sé nada de lo que está pasando por mi camino en estos instantes. Como tampoco yo sé nada de lo que estoy diciendo.
Como tampoco sé nada del que no conozco, del que mi vista no alcanza a ver su alma. ¿Qué piensas sobre eso? ¿Cómo vas a conocer a alguien sin ser capaz de ver su alma, de leer su mente? El ser humano está condenado a confiar en otros como él, por eso nos hacen daño, por eso somos vulnerables, porque para saber dependemos de lo que otros nos cuentan.
¿Habéis llegado a pensar en lo que significan la expresión “confía en mí”? Esa expresión que tanto vemos en las películas, que tanto leemos en los libros, que tantas personas nos dicen.
Confianza, confianza, puedo decir mientras paseo de lado a lado en mi habitación.
Siempre creí que es cierto eso que dicen de que nunca conoces a alguien totalmente,  y para creer que la conoces tienes que depositar toda tu confianza en él, creer lo que te dice que piensa, aceptarlo como verdadero. ¿Cómo puedes saber que es cierto?  Parece que el ser humano no le da tanta importancia a esto, porque, ¿cuántas veces traicionan nuestra confianza personas qué creíamos conocer? ¿Somos culpables de ello? ¿Acaso fue nuestra culpa el confiar en quién no debías? ¿Cuántas veces nos quejamos por esta razón?
¿Os percatáis de lo que crecemos como personas con el daño psicológico? ¿Lo que crecemos con los golpes de la vida? Está en nuestra naturaleza el errar y aprender de los errores.
¿Os planteáis vosotros también las mismas preguntas que me planteo yo?
¿Dónde está la línea que separa, en mis preguntas, lo simple de lo complejo?
¿Cómo podemos saber si detrás de una mentira no se oculta una verdad?
 ¿Cómo podemos saber si las palabras disfrazan otros significados?
¿Por qué no terminar por dónde hemos empezado?
Diciendo que quiero a la vida, es más, que amo la vida.
¿Puedo gritarlo? ¿Puedo gritar que adoro esta oportunidad que me fue concedida para vivir y ser feliz?
Por eso soy feliz, porque siento que no la estoy malgastando, que los pocos años de vida que llevo vividos están, y no me arrepiento de nada, leed bien, de nada de lo que haya podido ocurrir.
¿Pero qué va a contaros a vosotros una adolescente de 16 años que hoy ha decidido no soltar coherencia alguna?
Hoy decidí soltar lo primero que surgiera en mi mente al papel, y por nada del mundo borrar lo escrito, ¿llevaba tiempo queriendo hacer esto, no?
¿Por qué si tantas veces lo hago nunca soy capaz de subirlo a la red? Para que me leáis, para que haya posibilidades de identificación.
Y me voy.

Me atrevo a irme dejando aquí mis palabras banales, mis tercos sentimientos  y el sabor a hiel de mis labios acompañados de esta quisicosa que recorre mi interior. 
  "La existencia es anterior a la esencia."
 




                                                                                     
                                                                                                                                                           
                                                                                    "Dentro de ti, hay mucho más de lo que tú conoces."  




¡A eso se le llama aclaraciones a píe de página!
Bueno, a los que os habéis molestado en leer hasta aquí quería deciros unas cosillas. 
Si leíste alguna entrada anterior, habráss notado que esto es algo diferente, que le faltan enlazar ideas y demás, pero quería explicar como ha surgido esto que acabo de escribir. 
Me quedé sin internet antes y me entraron ganas de escribir, pero no eligiendo un tema como suelo hacer, si no simplemente soltando cosas que cruzaban mi mente en ese momento a el papel, os aseguro que si hubiese pasado un dragón de los colores del arcoiris por mi mente también le habría hecho mención, pero no ha sido el caso *risas*
Si esto que he escrito no os convence lo comprendo, porque no me convence ni a mí, pero digamos, que, realmente, en más ocasiones están reflejados mis sentimientos aquí que en otros textos, que hacer inca píe en que siempre hay algo sobre mí en esos textos.
Y bueno, después de este comentario, os dejo. 
Seguid disfrutando del verano. <3
AH, algo importante, gracias por leerme. *lanza un beso*