jueves, 23 de octubre de 2014

Forget it.

En mis oídos suena el continuo "forget it" de aquella canción cansada de sonar.
¿Pero cómo quieres que lo olvide? ¿Cómo quieres que te olvide?
Nunca pensé que echaría de menos esa interminable melodía que me regalaba tu sonrisa todos los días.
Quién me iba a decir que esto acabaría. Que me quedaría más rota, con menos cicatrices y más heridas abiertas en canal. Cómo diablos iba a suponer yo que me aliñarías el daño con sal en vez de curarme con dulces besos.
Cómo cojones iba a ponerme a pensar en el hecho de que algún día volvería a caminar sola, que no me sentiría sola sino que lo estaría. Perdida en un mundo perdido  buscando mi pérdida favorita, es decir, tú. Como si esto fuera un cuento. Como si tú fueras el malo y yo más mala aún.
Como si realmente, mañana despertara y nada de esto hubiese ocurrido. Despertar en tu vida, ver la tierra desde tu cama, volar por el cielo, por tu cielo. Ser pájaro en invierno. Emigrar a tu pecho. Convertirlo en mi lecho.
Desear haberlo hecho. Haberme dado la vuelta en aquella tarde de Abril, haberte estrechado las manos, rodeado con los brazos y decirte que...para mí no hay primavera que valga si no me coges de las caderas, me llevas hasta a ti y haces de mis días el mejor lugar para vivir.
Me muero por que estés aquí.

domingo, 12 de octubre de 2014

Hay que ver, el amor.

Yo, que siempre soy de asumir las responsabilidades, de evitar el hecho de querer eludirla, pero que no soy capaz de ser responsable en el término de amarte, Amor.
Yo, que me valgo de la redundancia cuando no encuentro el término exacto para expresar lo que quiero quererte y decirte que te quiero, Amor. 
Que me ahogo entre metáforas, entre flechas de cupido que por muy bonito que suene, siguen siendo flechas y no tiene porque siempre dar en el punto exacto. 
Yo, que intento dejarme llevar por la corriente de seguirte la corriente y también soy incapaz.
Que me ha dado por volar, y que me he llevado tu corazón en la boca para suplantar el hecho de que el mío se ha perdido.
Que lo dejé caer desde la nube más alta, y al parecer, no se ha hecho ningún rasguño. 
Que es duro, más que la piedra.
Que es fuerte, más de lo que lo soy yo.

Hay que ver, Amor.
Hay que ver, como sientas. 
Hay que ver como cambias, como revives, como matas, como aciertas.

"Y ahora sé que el día que yo me muera, me tumbaré sobre la arena y que me lleve lejos cuando suba la marea."

Últimamente solo me apetece escuchar la misma música y perderme por un par de versos inciertos, que carezcan de sentido pero que le den un poco de sentir a este corazón vacío.
Últimamente estoy en un continuo inhalar un humo invisible que me está matando, el rastrojo de quemar los recuerdos que me han acompañado.
Últimamente el caparazón pesa de más y trasportar a encima esta casa del terror me está saliendo caro.
Tan caro como querer comprar la palabra felicidad y darse cuenta de que está gusto en la palma de mis manos. De que me recorre las yemas de los dedos y me deja cicatrices, que no pueden abrirse porque están suturadas con tinta o con poesía. 
Las líneas se están borrando por la marea que me está arrasando. 
Me lleva.
Me despeja. 
Me deja demasiado lejos de la costa. 
Enterrada en agua. 
Hundida en tierra.
Ahogada en una extraña sinestesia.

No hay regreso.
No hay escusa.
No pienso.
No creo.
Me pierdo.