viernes, 22 de mayo de 2015

Rendición.

"Escúchame y prometo dejarte en paz"
Fue como comenzó nuestra última conversación.
Era un día de esos que se pasan con un nudo en la garganta hecho de palabras atrapadas, de esos en los que tu mente no es capaz de procesar tanta información y tu vida parece ir a cámara lenta.
Nos habíamos visto demasiado tarde como para ser conscientes de que el tiempo se nos estaba agotando, como para darnos cuenta de como la arena se había escapado del reloj y ahora solo quedaba la tormenta.
Comencé a introducirme en el naufragio de 3000 besos perdidos y me di cuenta de que la rendición era una preciosa opción.
Me rendí a su recuerdo, al paso de los te quieros, me rendí ante nuestras calles, a su caminar, a la brisa que acariciaba su pelo.
Lo hice también a su cielo, su infierno, a su luna de cristal, a su recuerdo con sabor a sal.
Me rendí a la forma que tenía de ondear el cabello cuando me negaba que le gustara mi cuello, a la forma que tenía de morderse el labio y cerrar las puertas del manicomio, conmigo dentro, loca, loca de remate, jodidamente loca por sus huesos.
Me rendí ante su mano firme, cuando paseábamos por las orillas de ninguna playa, soñando con volar por el cielo de ninguna boca y agarrados del brazo. Echándonos de menos, sin salvavidas, en este mar de dudas.

domingo, 10 de mayo de 2015

Me da miedo volver a dormir.

Hoy he tenido un sueño, que más que sueño parecía una advertencia. 
Me he imaginado tirada en la cuneta de la prisa, agarrándome a unos pasos de gigantes con la impresión de caerme en cualquier momento.
Me he imaginado en las puertas de un largo laberinto y cruzarlo con tanta facilidad que me quedé con ganas de más. En la meta me esperaba una rosa sin espinas.
También he soñado que volaba, pero que lo hacía sin alas, como Peter Pan tras el polvo imaginario con Campanilla. 

He escuchado el sonido de un laúd desafinado, me he encontrado con un mendigo con un cordón de oro colgado al cuello, he visto a un tío con chaqueta buscar en la basura, un adolescente que tiraba un condón a una papelera a los ojos de todo el mundo, he visto a amantes que ya no se esconden, a una abuela que no ha besado a su nieto al decirle adiós, que visto como un niño de unos 6 años se compraba solo el bocadillo en una tienda, como un padre le decía a su hija que no tenía ganas de escucharla cantar. 

También he soñado que el vuelo de una mariposa no tenía ningún efecto sobre mí, que su aleteo no me daba ninguna gana de sonreír. Me he imaginado paseando de la mano de una sombra por El Retiro de Madrid después de un incendio. 
He visto como se reconstruía una casa en ruinas, como salía el sol mientras llovía y nadie se dejaba acariciar por la leve brisa. Me he cruzado con un gato y no era negro, he pasado bajo una escalera que no llevaba al cielo, he arrancado un trébol de cuatro hojas que solo me trajo mala suerte, le vi salir huyendo y no me enamoré otra vez de su espalda, he visto como se le rompía a un hombre su violín en mitad de la banda sonora de la tragicomedia de la mujer que vende fresas en aquella tienda cuando lo que desea es un beso del que se ha quedado parado y ahora espera en el sofá de su casa mientras hace un crucigrama en el que debe buscar el nombre de su hermana que está medio consumida como su cigarro en la terraza de su casa. 

Y es que, este mundo se va a la mierda. Se muere de sueño y nadie sabe como despertarlo.

Yo sí que me desperté y me di cuenta de que estamos dejado al amor de lado, y que ese, tal vez sea el problema de este triste planeta. 

domingo, 3 de mayo de 2015

Dónde has ido, amor.

"¿Me echarás de menos?", me preguntaste.
Lo hiciste ignorando que yo ya lo hacía, que te extrañaba a cada momento porque te sentía a kilómetros de mí, que cada segundo que pasaba parecía todo un reloj que lo único que hacía era echar arena en nuestra tumba.
Me dijiste que te ibas, como si yo no supiese que lo harías más temprano que tarde, más pronto que nunca.
Nunca imaginé que con las miradas se pusiesen atravesar todos y cada uno de los capilares de la piel, hacer danzar mi sangre en un frenesí de ida y vuelta de besos y de versos, perdiendo la calma en cada subida y bajada de tu voz y de tu pecho.
Haciendo de tus latidos la banda sonora de mi vida que ahora se asemeja a una canción triste. Suena muy bajo, es muy débil, no se oye. Te has ido.
"¿Dónde estás?" preguntó hoy mi corazón cuando te vio pasear por la misma acera.
Dónde estás, amor, dónde han ido tus latidos. ¿Te has perdido, amor?
Me has abandonado en el suelo del olvido, bajo un techo de recuerdos y con balas en las manos que solo sirven para dispararme a mí misma.
Dónde has ido, amor, con tus mil remiendos.
Dónde has ido, corazón, con un te quiero.

@RoxCookies